miércoles, 9 de junio de 2010

KENSHO FURUYA 4

*KENSHO FURUYA

*EL DOJO

*Es evidente que tanto el estilo como la actitud en las escuelas de artes marciales han cambiado a lo largo de los años. Una rápida ojeada de estas escuelas nos mostrará que no son sólo centros de artes marciales sino de una amplia variedad de actividades físicas, integrando sistemas de defensa personal, de lucha callejera “efectiva” y de todas las variedades de armas posibles, aeróbic, jogging y un largo etcétera.
Dojo, la palabra japonesa para “escuela”, deriva del viejo término chino dao chang, así se denominaba en la antigua china a todo lugar donde se celebraban ritos religiosos y ceremonias a los dioses. El término Dojo fue probablemente importado a Japón desde China en los albores del siglo VIII. Originalmente no tenía significado de escuela, tampoco de templo, pero no obstante se refería a un lugar sagrado. Dao Chao significa literalmente “el lugar de la vía”. Este concepto fue desarrollado por los ascetas en las montañas que pasaron su vida en esas tierras desabitadas desarrollando distintos ritos de purificación mediante los que alcanzar el conocimiento.
Los primeros artistas adoptaron a estos ascetas para obtener una guía e inspiración espiritual y gradualmente asumieron el término “Dojo” para referirse a sus lugares de práctica. En la antigüedad no había escuelas de artes marciales tal y como hoy las conocemos. El entrenamiento tenía lugar donde y cuando el profesor decidiera practicar o compartir su conocimiento, tanto si era en un campo como en las profundidades de la montaña.
Algunos maestros de artes marciales decían que la única escuela era el campo de batalla o el momento del cuerpo a cuerpo con el oponente. Un proverbio de la época decía que “la única escuela verdadera de las artes marciales es el dojo de la vida”.
En el Japón feudal, los aspirantes a guerrero vagaban por el país buscando maestros que les instruyeran en las artes marciales. Como Japón entró en una era de paz relativa hacía el 1600, muchos artistas marciales que no fueron de nuevo contratados por los señores feudales se trasladaron a los centros urbanos para ganar su “pan” (o arroz dependiendo de las circunstancias) como maestros.
Este fue el principio del Dojo tal y como lo conocemos. En esta época, estos dojos iniciales fueron denominados “machi-Dojo” o escuelas de ciudad. Estos dojos eran algunas veces cerrados para enseñanzas muy formales o para técnicas de lucha poco realistas. Sin embargo, con el paso del tiempo, estos dojos fueron muy populares, compitiendo escuelas que orgullosamente exhibían en grandes tablones su específica línea y estilo con la intención de captar nuevos alumnos.
Muchas escuelas, especialmente aquellas que podrían llamarse “harcore”, no estuvieron interesadas en comerciar con su arte. En su lugar, estas escuelas exhibían un extraño tablón de anuncios. Excepto para un iniciado artista marcial un anuncio no tenía un significado claro. Solamente estaba dibujada una hoz, “Kama en Japonés”, y un tazón de arroz o wan. Sin duda, algo muy críptico. Pero cuando las palabras japonesas que designan la hoy el tazón de arroz se leen juntas forman la palabra “Kamawan” que significa literalmente “No nos preocupa si vienes o no”. Una traducción más retórica podría ser “No nos importa si nos desafías o no”. Desgraciadamente hoy este cartel no está destinado a atraer alumnos y probablemente asustaría a los de corazón más débil.

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