viernes, 30 de abril de 2010

KENSHO FURUYA 2

*AQUI LES DEJO OTRA REFLEXION DEL MAESTRO FURUYA.

EL ENFOQUE DE LA PRÁCTICA.

Un día, charlando con un gran maestro de Karate de California, hablábamos de cómo se entrenaba cuando éramos jóvenes, y me dijo que los primeros dos años de su entrenamiento apenas hizo “nada” de lo que esperaba... “Los primeros seis meses mi profesor sólo me permitía golpear con el puño derecho contra el makiwara, los segundos seis meses utilizaba la otra mano para golpear, entonces los siguientes seis meses utilizaba el pie derecho para golpear y seis meses después lo hacía sólo con el pie izquierdo, por lo que después de dos años era increíblemente fuerte y las técnicas que continuaron los siguientes restantes años de mi entrenamiento no me supusieron un gran obstáculo”.
Pasados unos días estuve hablando con un profesor y gran amigo de Kungfu que estudió en China cuando era pequeño y me decía que su profesor le hacía estar en la posición de Caballo horas y horas hasta que casi comenzaba a llorar. Este mismo profesor de Kungfu enseñaba en su escuela el manejo de la Espada Larga, arma que mide más de tres metros y es extremadamente pesada y difícil de manejar.
Un día dos de sus estudiantes senior se acercaron y le dijeron: “Sifu, hemos estado practicando con la espada Larga el golpe frontal más de 500 veces, pero no es suficientemente bueno, creo que esto que hacemos es inútil...”
¿500 veces? –les preguntó- practicad un millón de veces y entonces preguntádmelo de nuevo...”
Estamos de acuerdo en que hoy no enseñamos de esta manera, puesto que no tendríamos ni un estudiante. Saldrán todos corriendo.
Si practicas una técnica, tendrás preguntas las primeras veces que la trabajes, pero algunas veces es mejor limitarte a entrenar durante varios años antes de empezar a hacer preguntas. En artes marciales, entrenar, más que nada, es el mejor maestro.
Tengo muchos recuerdos de mis comienzos en la práctica de Kendo. Era un viejo local de barrio donde entrenábamos y la planta principal estaba llena de practicantes.
Debido al poco espacio, el maestro colocaba a practicantes noveles en pasillos y entradas donde se empezaba por practicar suburi.
Practicando allí, solo, de pie, en frente de todos, me avergonzaba el solo echo de parar para descansar durante la hora y media de practica. Hacía suburi sin parar tan bien como podía cada clase; era una experiencia terrible, pero con el tiempo noté que no era tiempo perdido ya que mi suburi y corte era muy bueno y fue un entrenamiento fundamental para progresar en este arte.
Sinceramente creo que hoy en día muchos estudiantes están aburridos o distraídos con su entrenamiento y, fundamentalmente, creo que esto es causa de un mal enfoque de la práctica o del entrenamiento. Una gran parte de esto viene de la expectación que practicar un nuevo arte marcial nos produce: “la gratificación instantánea”, algo tan común hoy en día en nuestra sociedad en la que obtenemos todo lo que deseamos instantáneamente, sin apenas esfuerzos, y la cual en la práctica de las artes marciales tradicionales no existe, por lo que deberemos centrarnos en una amena, completa y lo más instructiva para todos los que practican y no sólo para uno mismo.
Otro factor importante de muchos estudiantes es que se distraen con la política, los negocios y otros aspectos sociales del Dojo, y aunque todo esto está bien y quizá hasta es necesario, uno tiene que ser cuidadoso de no ser absorbido o controlado por esos temas, evitando que le afecte a su práctica por lo que de nuevo el mantenerse centrado es fundamental para poder estar en el sendero correcto. El aburrimiento en la práctica significa que tu mente no está equilibrada, no está dentro de la clase y que tu enfoque no está claro.
Parte de la disciplina en la práctica es mantener tu concentración en el entrenamiento, ya que parte del progreso en tu entrenamiento, de tus habilidades, de la técnica, es tu disciplina para mantenerte en el verdadero sendero de la práctica.
Cuando siembras confusión, la distracción o tomas el sendero equivocado, siempre te acabarás arrepintiendo.

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